Surcando océanos con tu amor
no habrá mar que nos ahogue,
cruzando montañas y cordilleras
con la fuerza de tu palabra, señor,
llegaremos a la cima, nuestra meta.
No habrán prisiones, ni fronteras
donde tu amor no pueda abrir sus puertas.
Atravesando desiertos, las llamas de su infierno,
apagarás con la sangre de tus venas.
A donde yo vaya siempre me estarás cubriendo.
Es el amor de Dios que nos da la fuerza!
No sé cómo soy…
No soy tan dócil como la hiedra,...
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