A veces, cuando la esperanza se aleja
y ya no esperas que pase un tren,
aparece uno de repente que te acecha.
Lo que tenemos que hacer,
es subirnos sin siquiera saber
cuál será su trayecto o su sino,
porque en la vida lo importante es el camino,
y aunque loco parezca, hay que hacer ese viaje,
donde tú y yo somos su único bagaje
y quizás también su último destino!
No sé cómo soy…
No soy tan dócil como la hiedra,...
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