No soy tan dócil como la hiedra,
ni tan sólida como el metal,
fuerte acaso como la piedra,
quizás frágil como el cristal,
o suave como la espuma del mar.
No sé si soy roca o huerta del trigal
pero tengo el alma como un volcán
llena de ilusiones y promesas nada más
que en mí resuenan como manantial,
como el roce entre las nueces del Nogal,
muestra de mi amor, palpitante señal!
Colores del viento…
Viento blanquesino cautivado por...
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