Sabes cuánto logra una sonrisa en tu rostro,
la felicidad que provoca uno de tus abrazos,
cuánto amor genera la ternura en tus palabras?
Conoces los bueyes con que otros aran su tierra?
La sed con que otros beben y la fé con la que otros rezan?
Si no es así, empieza a sonreír, a abrazar,
a hablar con delicadeza y respeto, a abrir tu puerta,
así entenderás que todo cuanto tú recibes
es el eco de lo que ofreces, de lo que tú entregas!
No sé cómo soy…
No soy tan dócil como la hiedra,...
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